Te agachas ansiosamente, tomando la linterna en la mano y tratando de consolarte con su brillo ambiental. A tu alrededor hay oscuridad acompañada de un silencio abrumador. Hay un peso en tu regazo mientras entrecierras los ojos en la oscuridad y no revelas nada más que lo que parece ser la cama de hospital en la que estás acostado y el frío brillo metálico de la carcasa metálica de una linterna. Abres los ojos, lenta y dolorosamente, mientras un latido sordo golpea dentro de tu cráneo. Tu ent.
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